De acuerdo con medios periodísticos, vientos fuertes apagaron la antorcha en la última parte del relevo, cerca del amanecer, en la isla de Lewis.
El desespero de los organizadores aumentó después de seguidos intentos frustrados de encender el fuego olímpico con una llama de reserva, mantenida en una pequeña linterna. Los funcionarios incluso llegaron a buscar protección del viento por detrás de las piedras del monumento megalítico Callanish Stones, pero los intentos fueron en vano.
Tras el susto y el retraso en el relevo, fue necesario pedir que buscaran la llama olímpica en la pira, que estaba a casi 50 km atrás, en la ciudad de Stornoway.
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