Las celebraciones por el Jubileo de Diamantes de la reina Isabel II movilizaron a millones de personas en el centro de la capital británica, fue una prueba para el envejecido sistema de transporte de la ciudad, que ha funcionado sin problemas de las aglomeraciones y las dudas que pesan sobre su capacidad.
Las autoridades británicas centran su atención, además del transporte, en un sistema de seguridad que costará casi 700 millones de euros y que involucra a cerca de 42.000 personas.
Además del plan para vigilar Londres, los servicios secretos MI5 y Scotland Yard han sometido a escrutinio desde hace meses a cerca de medio millón de personas que han solicitado acreditación para los Juegos, ya sea como trabajadores, atletas o miembros de comité olímpico de las 205 naciones que participarán.
El secretario de Estado de Seguridad del Reino Unido aseguró que el plan está diseñado para pasar “inadvertido” a los asistentes de los Juegos. El ejemplo más claro es el recorrido que viene realizando la antorcha olímpica que está bien protegida sin que una presencia masiva de policías estropee el ambiente festivo.
Solamente los espectadores de los Juegos generarán 20 millones de desplazamientos en el transporte público de Londres este verano, en lo que supone uno de los principales retos de la ciudad de cara a la cita olímpica.
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